Quemaduras solares y heridas en la piel: por qué el bronceado saludable no existe

martes, 12 de agosto de 2025

Quemaduras solares y heridas en la piel: por qué el bronceado saludable no existe

Quemaduras solares y heridas en la piel: por qué el bronceado saludable no existe

QF Diego Umpierrez

Tiempo de lectura: 5 minutos

Durante décadas, el bronceado fue asociado con belleza, vitalidad y vacaciones. Sin embargo, desde una perspectiva de salud, no existe el bronceado saludable sino que cada bronceado es una señal de daño acumulativo, aunque no siempre se manifiesta con dolor o enrojecimiento inmediato.

Este daño solar puede provocar desde enrojecimiento leve hasta quemaduras graves. En los casos más serios la piel presenta ampollas, inflamación intensa, ardor y eventualmente desprendimiento. Las quemaduras solares de segundo grado pueden dejar heridas abiertas que tardan días en cicatrizar y, si no se tratan correctamente, pueden infectarse o dejar cicatrices permanentes. Cada quemadura severa aumenta significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de piel en el futuro.

El daño solar es acumulativo

Existe la creencia de que "acostumbrar" la piel al sol exponiéndose por periodos cortos múltiples veces, puede evitar quemaduras. Esto no solo es falso, sino contraproducente; aunque el daño no siempre se nota de inmediato, la acumulación generada por exposiciones solares sin la protección adecuada puede dar lugar a envejecimiento prematuro, manchas oscuras, pérdida de elasticidad y un riesgo elevado de lesiones premalignas o malignas.

Por eso, el bronceado no debe considerarse un objetivo saludable, sino una advertencia: la piel cambia de color porque está intentando protegerse del daño. No se broncea para “verse bien”, sino para defenderse.

¿Qué hacer ante una quemadura solar con ampollas?

Si la quemadura ha avanzado al punto de producir ampollas, el tratamiento debe ser cuidadoso. Las ampollas son una respuesta natural del cuerpo: forman una especie de “curita biológica” que protege las capas profundas mientras la piel sana. Reventarlas o manipularlas puede provocar infecciones, aumentar el dolor y dejar marcas permanentes.

Aquí los pasos recomendados:

  1. No explotar las ampollas. Dejar que se mantengan intactas siempre que sea posible. Si se revientan solas, hay que tratarlas como una herida abierta:

    1. Lavar con agua y jabón neutro.

    2. Aplicar una capa delgada de crema antibiótica.

    3. Cubrir con un apósito estéril que no se adhiera a la piel.

  2. Evitar productos irritantes. En particular no usar cremas u otros productos que contengan alcohol.

  3. Desinflamar localmente la piel. Usar gel de aloe vera u otros geles post solares sin fragancia. Se puede enfriar la loción en la heladera antes de aplicarla para un mayor alivio. También es útil aplicar compresas frías (no hielo directo) varias veces al día.

  4. Controlar el dolor y la inflamación. Si fuera necesario se puede tomar ibuprofeno o paracetamol.

  5. Observar signos de infección. Si la piel presenta pus, calor local excesivo, enrojecimiento que se expande, o si aparece fiebre o malestar general, es indispensable acudir al médico.

Protección futura: el verdadero cuidado empieza antes del daño

Como todos sabemos, la prevención es la estrategia más eficaz y más segura para proteger la piel y evitar quemaduras. 

Nunca está demás recordar las medidas de cuidado. ¡Aprovecha la oportunidad para leerlos con los más chicos!

  • Aplicar protector solar de amplio espectro (UVA y UVB) con FPS 30 o superior, incluso en días nublados.

  • Aplicar media hora previa a la exposición, y reaplicar cada 2 horas y siempre después de nadar o transpirar.

  • Usar sombrero de ala ancha, gafas de sol con protección UV y ropa con filtro solar (UPF).

  • Evitar exponerse entre las 10:00 y las 16:00, cuando el sol es más agresivo.

  • Las camas solares y lámparas de bronceado son igual o más dañinas que el sol natural.

Los cuidados no son únicamente para la playa o piscina, son para todas las actividades al aire libre como paseos, actividades deportivas o de esparcimiento.

Ninguna de estas medidas es suficiente por sí sola, es necesario la combinación de todas ellas para lograr la mejor protección! 

Cada quemadura solar deja una huella, incluso cuando la piel se recupera a simple vista. Y cada bronceado, por más estético que parezca, es en realidad un signo visible de un daño invisible. El mejor bronceado es el que nunca sucede, y la mejor piel es la que se protege todos los días.